Los viñedos están en tierras bañadas por el río Cabriel, con un clima mediterráneo y continental a 900 metros de altitud. Una pasión por la bobal que se remonta a 1904.

La tierra es extrema, con grandes contrastes de temperatura entre el día y la noche. El suelo, pobre en nutrientes, requiere un esmerado trabajo y rigurosa selección para conseguir domar una variedad tan única como auténtica, y extraer su gran potencial.

Para elaborarlo, las uvas, procedentes de viñedos viejos ubicados a 890 metros de altitud con rendimientos en torno a un kilo por cepa, se vendimian a mano, se seleccionan y se encuban, mediante gravedad, en depósitos de acero inoxidable. Tras la fermentación, el vino se trasiega a barricas nuevas, de primer y segundo uso, de roble francés de grano extra-fino, en las que permanece durante 15 meses.