¿Qué son los “vinos afrutados”?
Como su nombre indica los “vinos afrutados” son aquellos que evocan recuerdos a frutas, especialmente, maduras y no necesariamente a uva. Por eso, hay muchos expertos que, dado el carácter frutal de estos vinos, dicen que su terminología correcta sería “vinos frutales”. Lo cierto es que los vinos afrutados son vinos con olor y sabor a frutas, tales como melocotón, albaricoque, plátano, grosella, frambuesa, fresa, cereza, ciruela o moras. El concepto de “vino afrutado” constituye además un atributo de los vinos jóvenes, por lo que, como bien estáis pensando, los vinos afrutados pueden ser tanto tintos, como blancos, como rosados.
Para elaborar vinos afrutados hay que tener una variedad de uva apropiada y en su punto de madurez preciso, con mucho potencial aromático, que proceda de cepas de buena calidad y por supuesto hacer un proceso de vinificación adecuado: maceración pre-fermentativa a bajo grado y fermentación a baja temperatura, entre otras.
Los vinos afrutados suelen ser vinos ligeros, elegantes, de acidez equilibrada y muy fragantes. Vinos que seducen por su olor y que producen en boca una sensación de sedosidad y amplitud. No hay que confundirlos con los vinos que nos resultan dulces en boca, especialmente si hablamos de vinos blancos, porque los vinos afrutados no lo son.