La receta original dice que se puede hacer con vino afrutado o con vermut. En esta receta hemos optado por la segunda opción, utilizando vermút blanco, pero también se puede usar vermut rojo que dará un color más oscuro a la salsa de tomate resultante.
800 ml de tomate triturado, 3 chalotas, 1 diente de ajo, 4 cucharadas de tomate concentrado, 1 copa de vermut blanco, 50 g de chocolate negro o de más de 50% de cacao, aceite de oliva, sal y pimienta.
Comenzamos picando las chalotas muy finas y las pochamos en el aceite de oliva, directamente en la cacerola donde vayamos a freír el tomate. Una vez blanda la chalota, añadimos el vermut y seguidamente el tomate triturado, removiendo de cuando en cuando y dejando que fría a fuego lento. Tras unos 15 minutos, el nivel del tomate habrá bajado notablemente en la cazuela, --mirad la marca-- como consecuencia de la evaporación.
Añadimos entonces las dos cucharadas de tomate concentrado que aportará un extra de sabor a la salsa. Tras otros 30 minutos cociendo, picamos el chocolate o lo rallamos para que sea más fácil disolverlo en la salsa de tomate. Apagamos el fuego y esperamos que el tomate se enfríe un poco, removiendo continuamente. Entonces añadimos el chocolate a la cazuela y mezclamos bien.
Probamos y si es necesario salpimentamos y corregimos la acidez añadiendo un poco de azúcar si fuera necesario. En mi caso, con el aroma del vermut y el chocolate, el sabor quedó impresionante y no fue necesario añadir azúcar extra